María Rosewine

María Rosewine nació en cuna noble en la ciudad de Aguas Claras, capital de la provincia Las Villas del reino de Gerona. De niña siempre fue preparada, educada e instruida para ser una posible pretendiente del aquel entonces joven príncipe Navarro VII. Su padre, lord Almendrales Rosewine, al ser un hombre tan ambicioso y distinguido, se aseguró de ello, ya que siempre luchó por mantener una buena amistad y cercanía con la familia real. Esto debido a que su tía abuela segunda, Teresa Rosewine, fue la reina de Gerona junto al rey Alfonso I de Borgoña. Por ello, al cumplir María sus 23 años, su padre la llevó a la corte y en una entrevista privada con su majestad, Navarro VI. En esta fue aceptada por el monarca como futura esposa para su hijo en honor a la cercanía familiar de ambas casas. Unos meses después de conocerse la pareja y que los preparativos necesarios estuvieran listos, se desposaron. En un principio, la insensatez y bondad exagerada de Navarro Vll no le agradó. No obstante, al pasar los años, fue cada vez amándolo más y entendiendo más a su marido hasta el punto de llegar a ser muy felices.

Después de la abdicación de su esposo tras el nacimiento de su primer hijo Alonso I, estuvo apoyándolo mucho, a pesar de que no demostraba depresión y formó parte de manera continua en la educación del príncipe heredero al trono, con mucho cariño y amor de madre. Pocos años después, dio a luz a su segundo hijo Felipe lll. Esos años fueron los mejores para la familia real, ya que la paz y la prosperidad reinaba y al estar la familia unida, fue algo muy positivo. No obstante, luego que su primogénito aprendiera los secretos del Nen y se fuera de Gerona, todo se deshizo. La salud del rey empeoró y le tocó ayudar a su esposo y suegra, la reina Ana, en la regencia del reino.